La localidad de Fátima debe su nombre a las famosas apariciones de Nuestra Señora de Fátima ante tres humildes pastorcillos: los hermanos Jacinta y Francisco Mato y su prima Lúcia dos Santos.

Nuestra Señora se aparecía en Cova da Iría el día 13 de cada mes desde mayo hasta octubre de 1917 para dar 3 mensajes fundamentales a la humanidad: la visión del infierno que aguarda a los pecadores, el anuncio de la Segunda Guerra Mundial y el peligro de persecución religiosa de la Santa Iglesia.

La última aparición de nuestra Santísima Madre se produjo el 13 de octubre de 1917 ante más de 70 000 personas, aunque solamente los 3 pastorcillos podían verla y oírla. Pero Nuestra Señora, en su infinita sabiduría, dejó constancia de su presencia en el llamado milagro del sol: todos los testigos presentes vieron cómo el sol se agitaba en forma de disco plateado, desafiando así todas las leyes físicas de la ciencia.

Tras las apariciones de la Virgen, el Vaticano realizó varias investigaciones en la zona que corroboraron la historia de los pastorcillos: se aprobó así la devoción a la Virgen de Fátima y comenzaron las peregrinaciones de los fieles devotos a la localidad donde se apareció Nuestra Señora.

En una de sus apariciones, la Virgen María pidió que se le construyese una capilla en aquel lugar, que actualmente es la parte central del Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

El Santuario de Fátima está compuesto por la Capilla de las Apariciones, la explanada del Rosario, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Retiros de Nuestra Señora del Carmen, la Rectoría, la Casa de Retiros de Nuestra Señora de los Dolores, el Albergue del Peregrino, la Plaza Pío XII, el Centro Pastoral Pablo VI y la nueva Basílica de la Santísima Trinidad.

Hoy en día todavía se conserva en el recinto religioso la encina en la que se aparecía la Virgen a los pastorcillos.